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domingo, 5 de octubre de 2025

COMBUSTIBLE PARA ESPOSAS DEL ALTO MANDO - USO INDEBIDO DE VEHICULOS OFICIALES

Galones en fuga: el combustible que se evapora entre coroneles, esposas y comisiones

En los hangares de la Fuerza Aérea del Perú, donde el kerosene no solo impulsa aeronaves, sino también voluntades, se ha desatado una tormenta institucional que huele más a gasolina que a disciplina. El protagonista de esta historia es el Coronel Díaz Morales, señalado por varios oficiales como el artífice de una red informal de redistribución de combustible que, lejos de seguir la ruta reglamentaria, parece abastecer vehículos ajenos a la misión militar, que son utilizados ilegalmente por las esposas de oficiales generales. .. Recuerden que hace meses la esposa de Cateto fue denunciada por chocar el vehículo del comandante general, estaba borracha junto a otras tipejas...


🚫 El Coronel Ramírez Valle, reincorporado por mandato judicial en agosto, aún no ha recibido los 100 galones mensuales que le corresponden por grado. ¿La razón? Según Díaz Morales, la venta de su vehículo habría sido cancelada, lo que justificaría la retención. Sin embargo, personal militar afirmaron que esos galones fueron recargados en vehículos oficiales, pero utilizadas por esposas de oficiales del alto mando, convertidas en transportes de cortesía con combustible institucional.

🛑 El Coronel Jiménez, reincorporado en julio, tampoco ha recibido su asignación. La excusa: como compró su auto, no se le puede asignar combustible. Pero los 150 galones que le corresponderían estarían siendo desviados a vehículos de la DINIA, utilizados para trasladar al Coronel Rondón Llaza en comisiones extra oficiales, no justificando el despojo de derechos adquiridos por otros coroneles.

📉 En total, hay 250 galones “en el aire”, sin trazabilidad ni justificación formal. Esta situación ha motivado la denuncia penal interpuesta por el Coronel Ramírez contra Díaz Morales, exigiendo que rinda cuentas por el combustible derivado a terceros no autorizados.


📄 Como si fuera poco, la DIGLO ha emitido una resolución directoral que permite a técnicos y oficiales recargar vehículos personales, lo que ha significado el uso de 800 galones en autos que no pertenecen a la FAP. Una medida que, lejos de transparentar el uso de recursos, ha abierto la puerta a una informalidad peligrosa.

👔 En paralelo, el Coronel Cabrera Angulo enfrenta denuncias por no reconocer el tiempo de servicio de oficiales reincorporados, incumpliendo mandatos judiciales, negándoles uniformes, asignaciones económicas y el retorno a sus unidades de origen. Como jefe de intendencia, su rol en contrataciones y distribución de recursos lo coloca en el centro de una trama que mezcla negligencia, omisión y presunto favoritismo.

🎯 Y la puta ética:

El combustible asignado a oficiales superiores no es un privilegio, sino una herramienta funcional para el cumplimiento de sus deberes. Su desvío hacia vehículos particulares, comisiones no justificadas o usos familiares constituye una vulneración al principio de legalidad, eficiencia y probidad administrativa. La FAP, como institución tutelar del espacio aéreo nacional, no puede permitirse que sus recursos se evaporen entre favores, omisiones y silencios cómplices. - ojo que configura delito ....

JURA Y REJURA QUE SERA CORONEL - CATETO LE PROMETIO Y TAMBIEN SE LA MET.....

Amores, ascensos y expedientes: la comandante que susurra entre los hangares

En las filas de la Fuerza Aérea del Perú, los ascensos continúan siendo objeto de cuestionamientos. La reciente promoción de una oficial al grado de coronel ha reavivado la polémica en torno a la transparencia y legitimidad de los procesos de evaluación. Según fuentes internas, el tiempo mínimo exigido en el grado previo no siempre se respeta, generando la percepción de que ciertos vínculos personales o cercanías con altos mandos pesan más que el mérito profesional y la trayectoria. Este tipo de prácticas, si se confirman, no solo vulneran los principios de igualdad y meritocracia, sino que además golpean la moral de los oficiales que cumplen estrictamente los requisitos establecidos. En una institución que debería ser ejemplo de disciplina y justicia, la sombra del favoritismo erosiona la credibilidad y proyecta un mensaje peligroso: que el mérito y la vocación de servicio pueden ser desplazados por intereses ajenos al profesionalismo militar.


En los corredores solemnes del Cuartel General de la Fuerza Aérea del Perú, donde el eco de las botas resuena como tambores de disciplina, se ha tejido una historia que mezcla romance, jerarquía y jurisprudencia. La protagonista: la comandante jurídica Minvela, mujer de verbo afilado y mirada que no titubea ante el expediente más espinoso. Pero esta vez, no es su pluma la que ha causado revuelo, sino los susurros que la vinculan con el general del aire Cateto Chávez Cateriano, figura de galones dorados y reputación tan volátil como los vientos de la Base Aérea de Las Palmas.

Dicen los que vigilan más que los radares, que la comandante Minvela ha cumplido ya los seis años reglamentarios en el grado de comandante, pero no los de servicio, requisito indispensable para aspirar al ascenso a coronel. Lo que ha encendido las alarmas no son los años de servicio, sino las horas de permanencia en la oficina del general, donde según testigos —tan discretos como indiscretos— se la ha visto entrar con carpetas legales y salir sin ellas, aunque con el cabello ligeramente despeinado y una sonrisa que no suele acompañar los litigios.

Algunos murmuran que el despacho del general se ha convertido en un nido de confidencias, donde los códigos penales se mezclan con las confidencias personales. Otros, más cínicos, aseguran que el verdadero expediente que impulsó el ascenso no está en el archivo institucional, sino en el corazón del alto mando.

Desde el punto de vista jurídico, nada impide que una comandante jurídica ascienda por méritos propios. Pero cuando el ascenso coincide con una relación que, aunque no oficial, ha sido objeto de comentarios en voz baja y miradas en alto, la transparencia institucional se ve empañada por el velo de la sospecha.

¿Es Minvela una jurista brillante que ha sabido navegar los cielos del derecho militar con destreza? ¿O es simplemente una pasajera privilegiada en el avión del favoritismo, de operaciones de pasión furtivas y clandestinas? La historia aún no se escribe en actas, pero en los pasillos ya se comenta como si fuera parte del reglamento.